martes, 20 de marzo de 2018

Praga en el corazón de Colombia

EL EMISARITO, 20-03-2018 – En el año 2001 visité Praga, con el propósito de encontrar la iglesia del “Bambino Gesú”, pero, siendo un país en el cual, la influencia de la órbita soviética los llevó a abandonar la fe y luego de China se le considera el país más arreligioso del mundo –qué pesar-El 52,2% de la población es agnóstica o atea, el 39% católica romana, el 6% protestante y el 2% husita checoslovaca.
Según el censo de 2011, el 34% de la población declaró no tener religión, el 10,3% era católico, el 0,8% era protestante (0,5% Hermanos Checos y el 0,4% husita) y el 9% seguía otras formas de religión, tanto confesionales o no (de los cuales 863 personas respondieron que son paganas).
La Unión Europea, que posee raíces cristianas, por eso, después de los cambios democráticos de noviembre de 1989, que el mundo conoce con el nombre de <<La Revolución de Terciopelo>>, en la República Checa “se puso de moda ser católico”. Es que el subconsciente de la mayoría de los checos identificaba el catolicismo con la derecha política, tan ansiada por ellos después de 41 años de régimen totalitario comunista.
En esas raíces cristianas de Praga, se encuentra desde el año 1250 el Niño Jesús, venerado en Bogotá en el Santuario del Veinte de Julio, con la variación en su indumentaria que le hiciera el escultor del famoso almacén de artículos religiosos “Vaticano”, del centro de Bogotá, a solicitud del sacerdote salesiano Juan del Rizo.
Praga y su Niño Jesús, más que ferrocarriles y automóviles marca Skoda, se encuentra en nuestro corazón, gracias a los sacerdotes carmelitas, pues los cristianos católicos siempre hemos tenido mucha devoción al Niño Jesús; es la manera con la que recordamos y celebramos el gran misterio de la Encarnación.
Ese bondadoso Niño Jesús de Praga, con su candorosa mano derecha levantada, en actitud de bendecir, mientras con la mano izquierda sostiene el orbe, que representa el mundo, lleva puesta la corona que el gran Duque de Bohemia le regaló en el año 1655.
La venerable Margarita del Santísimo Sacramento, que es mencionada por los colombianos en el rezo de la novena de aguinaldos de navidad, fue quien hiciera ante esa imagen de 48 centímetros, la siguiente promesa: “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado”.

Así, cruzando fronteras, el bambino de Praga se instaló en Bogotá en 1907, con la creación de la Cofradía del Niño Jesús de Praga en la Iglesia de San Cristóbal, quedando así cimentadas las bases de unión entre Praga y Colombia.

Precisamente, la esposa del alto oficial del ejército enviado por el antiguo gobierno de Checoeslovaquia a Colombia, escribió:
“Ya, antes de nuestro viaje a Colombia, sabíamos que la devoción al Santo Niño se hallaba extendida por América del Sur. Cuando nos presentamos en el Palacio Presidencial, la esposa del Presidente, el doctor López Pumarejo, cuando supo que veníamos de Praga, nos pidió con mucha delicadeza y cariño, una imagen del santo Niño de Praga, la que le entregamos inmediatamente. En todos los templos antiguos de Bogotá, se ven estatuas del Niño Jesús de Praga, pintadas y adornadas de diversos colores y maneras. Nunca había pensado encontrarme en Colombia con tantas y tan hermosas referencias del Divino Infante de Praga”.
Gracias Niño Jesús, por unir a naciones tan lejanas en torno a tu devoción.

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