viernes, 28 de octubre de 2016

Premio a la Paz Juan Manuel Santos


Inspirado en la iniciativa y deseo de fomentar el amor por las humanidades, la promoción investigativa y el apoyo institucional al desarrollo de todas las capacidades académicas y el estímulo a la conservación de la PAZ estable y duradera.

La Cámara de Comercio de Honda, la Cámara de Comercio del Sur y Oriente del Tolima y Coreducación, convocan el Premio a la Paz Juan Manuel Santos,
Con las siguientes bases:

·        Exaltar los valores patrios, cívicos, culturales, sociales y éticos de nuestra civilización.
·        Fomentar entre nuestros congéneres el liderazgo y la capacidad de conducción de grupos educativos. 
·        Promover propuestas de unidad, progreso y desarrollo solidario.
·        Concientizar la juventud sobre la necesidad de la educación a la PAZ como medio para la integración de los pueblos. 
·        Promoción académica e intelectual de los Derechos Humanos y del Derecho Internacional Humanitario.
·        Difundir los principios para la preservación de la biodiversidad y conservación de los recursos naturales.

 Remita su propuesta con soporte de acciones realizadas en los últimos lustros, justificatorio de su candidatura al correo electrónico:

miércoles, 19 de octubre de 2016

Carta abierta al Premio Nobel de la Paz Juan Manuel Santos Calderón

Bogotá, D.C., octubre 20 de 2016.

Excelentísimo Señor
JUAN MANUEL SANTOS CALDERÓN
Presidente de la República – Premio Nobel de Paz
Casa de Nariño
Carrera 8 No.7-26
Bogotá, D.C.

REFERENCIA: Propuestas de ajuste al Acuerdo Final de Cartagena.



Respetado Señor Presidente:

Tengo el inmenso placer de remitirle mis propuestas e inquietudes para el ajuste del Acuerdo Final de Cartagena, previo a la concertación y negociación que se haga al futuro Acuerdo Final de Quito:

a.      Para lograr un verdadero ajuste institucional, propongo se convoque a una Asamblea Nacional Constituyente, con presencia de las FARC-EP con voz y voto con un número determinado de curules, por ejemplo ocho (8); el número de dos (2) para la UC-ELN, en proporción al número actual de integrantes de ese grupo frente al primero; cinco (5) curules para representantes de las víctimas; veinticinco (25) para voceros del SÍ; veintiséis (26) para voceros del NO y cuatro (4) curules para representantes internacionales con voz pero sin voto.
b.      Una ley de punto final que incluya a los miembros de las Fuerzas Militares y de Policía, así como a los sujetos (particulares, Bacrim, etc., que se sometan a la Jurisdicción especial de Paz), sumado a la entrega de bienes para el resarcimiento de las víctimas, así como actos de perdón.
c.       La no revictimización a través de programas de reinserción civil, política y económica para las víctimas, viudad, huérfanos y padres de miembros de las Fuerzas Militares y Policía Nacional y particulares reconocidos como víctimas.
d.      Límites concertados a la reelección del Congreso, con la mitad del Senado de la República de origen regional; una circunscripción de “desmovilizados” (FARC-EP y UC-ELN) y víctimas.
e.      Ajustes a la reforma rural integral para efectivamente cumplir con el programa “huerta casera” con estímulos, cero aranceles a maquinarias e insumos para el campo.
f.        Se implementen claramente los mecanismos de prevención de cualquier forma de corrupción para la aplicación transparente de los recursos a partir de siete medidas que están en los Acuerdos de Cartagena y no se han reglamentado:

·        Acompañamiento especial de los órganos de control.
·        Fortalecimiento de mecanismos de control interno.
·        Implementación de las TIC.
·        La creación de mapas interactivos de seguimiento.
·        Mecanismos de rendición de cuentas.
·        Mecanismos especiales para la denuncia ciudadana.
·        Veedurías ciudadanas y mecanismos de transparencia.


Es bien sabido que el pasado domingo 2 de octubre, los colombianos decidieron no aprobar los acuerdos de paz que el Gobierno y Farc habían pactado durante 4 años. Que el ‘no’ haya ganado, no solo tiene un impacto económico y político como se cree, pues el impacto social recaerá directo en quienes se conocen como ‘reinsertados’.

Para mí, la principal repercusión que trae el ‘no’ es que no se haya podido iniciar el proceso de inclusión a la vida de los excombatientes y de sus familias, tal y como estaba previsto el punto 4 de los acuerdos.

Además, aseguré a medios de comunicación que el punto 3, en relación con la restitución de tierras que fue aprobado hace 3 años, no ha empezado a funcionar. “Esa era una necesidad desde el primer momento de los diálogos por parte del gobierno y la guerrilla y ahora con el no queda en el limbo”, dije a CM&, según se puede ver en: http://www.cmi.com.co/proceso-de-paz-con-las-farc/las-principales-victimas-del-no-son-los-combatientes-que-no-seran-reintegrados-a-la-vida-civil-expertos/404182/ .

Considero además, que ha de tenerse en cuenta la jurisprudencia del Sistema Interamericano, particularmente la Sentencia Gelman Vs. Uruguay, en la cual, la Corte Interamericana ordenó como reparación, que para cumplir con las obligaciones derivadas del fallo (lo cual aplica en Colombia), debía:

i)disponer que ninguna otra norma análoga a la Ley de Caducidad, como prescripción, irretroactividad de la ley penal, cosa juzgada, ne bis in idem o cualquier excluyente similar de responsabilidad, sea aplicada y que las autoridades se abstengan de realizar actos que impliquen la obstrucción del proceso investigativo; ii) conducir la mencionada investigación eficazmente, en un plazo razonable, con la indispensable celeridad de la causa incoada o la instrucción de una nueva, asegurando que las autoridades competentes realicen las investigaciones correspondientes ex officio; iii) asegurar el pleno acceso y capacidad de actuar de los familiares de las víctimas en todas las etapas de la investigación y el juzgamiento de los responsables, y iv) publicar los resultados de los procesos correspondientes. 

Esa sentencia referida, fue dictada respecto de un caso de graves violaciones de derechos humanos cometidas por estructuras o aparatos organizados de poder que actuaban bajo esquemas del llamado “terrorismo de Estado”, en que éste funcionaba como instrumento para perpetrar tales actos y como garantía de impunidad, pero, es relevante que esos hechos no se dieron en el marco de un conflicto armado no internacional, por lo cual, las acciones de reparación se aplicarían por el Tribunal para la Paz, pues dichas acciones constituyen, por la naturaleza de los derechos lesionados, una violación de una norma jus cogens.

Las obligaciones convencionales de los Estados Parte vinculan a todos los poderes y órganos del Estado, es decir, que todos los poderes del Estado (Ejecutivo, Legislativo, Judicial, u otras ramas del poder público) y otras autoridades públicas o estatales, de cualquier nivel, incluyendo a los más altos tribunales de justicia, como este nuevo y exótico Tribunal para la Paz, tienen el deber de cumplir de buena fe con el derecho y con las convenciones suscritas sobre Derechos Humanos y DIH por el Estado.


Del Señor Presidente, con toda atención y comedimiento,
Hernán alejandro Olano García

martes, 18 de octubre de 2016

Réquiem de un acto político


Dos semanas de alegrías, tristezas e incertibumbre, alumbrados por el inicio de los diálogos con el ELN, un Premio Nobel, marchas de estudiantes, flores blancas, sudarios con el nombre de las victimas, negociación, renegociación, propuestas, silencios, acuerdo. Colombia es un país de grandes contrastes donde todas las estaciones del año transcurren en un día y todas las noticias de una década transcurren en una semana, a esto se suma una pregunta que hace muchos años se hizo el nuevo Nobel de Literatura Bob Dylan: ¿Cuántas muertes mas habrán de tomarse para que se sepa que ya son demasiadas?, ¿cuantos años pueden los hombres vivir sin conocer la libertad?

La sentencia C-379 de 2016 marcó la <indirizzo> y las implicaciones de la decisión tomada por el pueblo el pasado dos de octubre, que tomo la radiografía de la polarización en contra del sentido de algunos puntos del Acuerdo Final de Cartagena, para distinguirlo de lo que será el Acuerdo Final de Quito. Lo que queda claro y es importante, es que uno y otro no pueden existir sin un Acuerdo Nacional que reúna a las fuerzas sociales y políticas y guíe la <voluntas populorum>, la voluntad del pueblo en camino a una paz estable y duradera.

No puede Colombia ser modelo de chapuzas normativas del Ejecutivo, ni de orangutanes legislativos del Legislativo, ni de esperpentos jurídicos de los jueces; esas tres características de una republica hipotetica, tampoco pueden complementarse con cláusulas pétreas o de eternidad que limiten la función creativa de la cual se desprenda una nueva arquitectura del Estado, pero claro, con límites y sin estar plagados de cláusulas leoninas, que no pueden ser aceptados <erga omnes>, porque el efecto de su fuerza vinculante presenta un desequilibro en el sistema de pesos y contrapesos.

El sano y progresivo activismo debe estar orientado por un juicio de ponderación que oriente la verdadera intención que anima a las partes en un conflicto. Claridad, certeza, especificidad, publicidad, adecuada motivacion, inteligibilidad, transparencia, etc., deben ser lo moralmente licito que oriente las negociaciones. Los diálogos del posconflicto y, que no solo corresponden al derecho natural, sino al derecho positivo, realizable dentro del Estado, para que lo firmado y acordado pueda ser vinculante, basado en parámetros de proporcionalidad

lunes, 10 de octubre de 2016

DIÁLOGOS CON LA GUERRILLA DEL E.L.N. Por: Hernán Alejandro Olano García

Luego de casi seis meses del anuncio de la fase privada de diálogos con el ELN, se da a conocer la fase pública, que se enmarca dentro de seis principios: (i) la participación de la sociedad civil, lo cual no ocurrió plenamente desde el comienzo en los diálogos con las FARC-EP; (ii) Democracia para la Paz, con su reinserción civil, política y económica, con los ajustes que se le han hecho al Acuerdo Final y que será propicio renegociar; (iii) Transformaciones para la Paz, dentro de las cuales estará como protagonista la justicia transicional, toda vez que el ELN tiene 4984 casos judicializados por secuestros; (v) Seguridad para la paz y dejación de armas, lo cual significa que el ELN debe reconocer a sus víctimas y debe liberar a sus 30 secuestrados y, (vi)  Garantías para la participación política, que seguramente será similar a la de las FARC, con voceros en el Congreso durante el resto del actual período legislativo y, curules propias durante los dos cuatrienios siguientes.

Lo más importante es negociar con cese al fuego y hacer el tránsito a la política sin armas, efectuándose un diálogo que se ha desarrollado en Ecuador, Brasil, Chile, Cuba, Noruega y Venezuela, desde donde se da a conocer el inicio de la fase formal.

Lo más importante para negociar es realizar un cese del fuego verificable y cierto; evitar los paros armados y el accionar contra la sociedad civil; cesar los ataques contra la infraestructura, en especial la petrolera, liberar a los secuestrados e identificar un mando guerrillero de negociadores unificado, que por el ELN, en nombre de sus 1500 guerrilleros, han sido Nicolás Rodríguez, alias <Gabino>, Antonio García, Pablo Beltrán y la Comandante alias <Paula>, mientras que por el Gobierno Nacional han sido Frank Pearl, José Noé Ríos y Eduardo Herrera Verbel.

Aunque desde hace tiempo el ELN ha negado tener secuestrados, debe expresar claramente cuántos tiene, así como reconocer qué territorios ha minado para que la paz con ellos no sea una paz armada.

Como se recordará, el ELN comenzó con la Brigada José Antonio Galán, integrada por personas de la Federación Universitaria Nacional – FUN y de la Unión Camilista-UC Fabio Vásquez Castaño, Manuel Vásquez, José Ayala y Heliodoto Ochoa.

Antes de implantarse su proyecto revolucionario, éste comenzó en Miraflores, Boyacá y siguió a San Vicente de Chucurí, Santander, pasó luego al viejo Caldas y San Pablo en el Sur de Bolívar, los llanos orientales y el Tolima.

Luego, con la huelga petrolífera de 1963 se da la unión obrero campesina, cuyos principios eran los de superar la lucha entre los liberales y conservadores, (pues según ellos, los campesinos eran los mismos pobres) y, operar en forma clandestina su actividad revolucionaria “antiimperialista”.

En la vereda “La Fortuna” de Guepsa, límites de Boyacá y Santander partió lo que ellos denominan su primera marcha “Cerro de los Andes”, que apoyaba al Movimiento Revolucionario Liberal – MRL liderado por Alfonso López Michelsen. Según alias <Gabino>, López traicionó los principios del MRL, no obstante que López Puramejo, padre del anterior ya en los años 30 del siglo XX había hecho parte del movimiento <Bolchevique>, que tuvo también gran eco junto con la huelga de las bananeras de 1928, y otras manifestaciones que alentaron la actividad revolucionaria, tanto en Barrancabermeja como en San Vicente de Chucurí.

Sin embargo, llegados a Santa Helena del Opón, estos “muchachos” aparecerían como fundadores “modernos” del ELN: Salvador Afanador <Silverio>; Salvador Leal <Saúl>; Domingo Leal <Delio>; Jorge González <José>; Pablo Emilio González <Guillermo>; Paula González <La mona Mariela> (primera mujer del ELN); Luis José Solano <Leonardo>; Salomón Amado Rojas <Segundo>; Pedro Rodríguez <Policarpo>; Ciro Silva <Conrado>; Pedro Gordillo <Parmeniop>; Hernán Moreno <Pedro David>; Avelino Bautista <Abelardo>;  Nicolás Rodríguez Bautista, alias <Norberto> o <Gabino>; Manuel Muñoz <Miguel> y, Jacinto Bermúdez <Juan>, los dos últimos fueron los primeros presos en isla Gorgona.

La mamá de <Gabino> también fue activista y simpatizante, pues era la encargada de confeccionar uniformes, hamacas y brazaletes y, el padre de <Gabino> les enviaba mercado.

El ELN comenzó a entrenarse con fusiles de palo con el Manual de Táctica Guerrillera, traído de Cuba y el libro del <Ché> Guevara “Guerra de Guerrillas” y, con base en esos textos organizaron su reglamentación.

A finales de 1964 hubo una escalada guerrillera contra los Centros Colombo Americanos de Bogotá y de Bucaramanga y llegó Víctor Medina Morón como segundo al mando de esa organización insurgente.

A comienzos de 1965 partió a Cuba un grupo para entrenarse, pero los cubanos se aburrieron de ellos por su indisciplina, e incluso uno de los del ELN se asiló en la Embajada Norteamericana.

Lo que ellos denominan su primera “Gran Acción” fue el 7 de enero de 1965, la toma de Simacota, Santander. Allí se hicieron a cinco fusiles de 7mm, algunos revólveres, la escopeta del alcalde, unas mulas, enlatados, medicamentos y 50 mil pesos de la Caja Agraria.

Luegfo expidieron el “Manifiesto de Simacota” que constaba de tres puntos: (i) Unidad de los liberales y los conservadores del pueblo; (ii) Lucha contra el continuismo político; (iii) el camino guerrillero de la lucha popular, etc.

A mediados de 1965 Camilo Torres Restrepo que busca desarrollar un movimiento político de masas, junto con Hermidas Ruiz, el primer médico guerrillero, se unen al ELN.

Más tarde vendrán deserciuones y fusilamientos de acuerdo con el código guerrillero y, en la acción de “El Patio de CDemento”, San Vicente de Chucurí, pierde la vida el sacerdote Camilo Torres, en cuya memoria nace en 1967 el “Frente Camilo Torres”.

En 1969 comienzan los secuestros en el ELN, que ellos denominan “Retenciones con fines económicos”. Luego, a comienzos de los años 70 se incorporan tres sacerdotes españoles, con una visión revolucionaria y extremadamente sanguinaria: Manuel Pérez <El Cura>, Domingo Laín y José Antonio Jiménez Comín.

Se produce en esos años una crisis en el ELN y se desarrolla la Asamblea de Anacoreto en Anorí, Antioquia. Eso lleva a que en 1974 el ELN se divida en tres grupos.

En 1975 se incorporaron células urbanas del magisterio bogotano, surgiendo también contradicciones con la denominada facción de los “históricos” que eran rurales. Luego, en 1978, el ELN llega a tener tan sólo treinta integrantes, pero se aprovechan, entre otros de los alcances del Paro Cívico Nacional del 27 de febrero de 1977 (“El Febrerazo”), lo cual les permite “reencaucharse” en la Comisión Coordinadora Nacional – CCN, el Frente Camilo Torres, el Frente Central y, el Frente José Lozano Sepúlveda.

En 1979 la mayor parte del Grupo se traslada a Córdoba con el comandante Francisco Caraballo del EPL y comparten las experiencias del Comité Ejecutivo Central de esa organización guerrillera que se desmovilizó en 1991 y tuvo dos delegatarios en la Asamblea Nacional Constituyente.

En abril de 1982 volverían a reunirse los tres frentes y, en octubre de 1983 conformarían la denominada Dirección Nacional. Ya existían los frentes Camilo Torres, José Antonio Galán, Domingo Laín, en Boyacá y, Luis Carlos Cárdenas, en el Valle.

Ese año secuestran al doctor Jaime Betancur Cuartas, no sólo por ser hermano del Presidente de la República, sino porque según el ELN era un “representante de la oligarquía”. Entre 1983 y 1986, el ELN creció en un 500% y se amplía a los frentes Manuel Vásquez, en Huila y Cauca; Efraín Pabón, en Santander; Armando Cacua, en la frontera venezolana; José Manuel Martínez Quiroz, en el Cesar; Luis Fernando Giraldo Builes, en Antioquia; Compañero Tomás, Héroes de Anorí y Compañía Anorí, en Antioquia; José Solano Sepúlveda, en el Sur de Bolívar y, los frentes Capitán Parmenio, Martha Elena Barón y Diego Duque.

Posteriormente, el en suroeste de Antioquia el frente Ché Guevara; en el oriente antioqueño el Carlos Alirio Buitrago; en Sucre el Jaime Bateman Cayón y, en el Urabá el Manuel Hernández.

En junio de 1987 se fusionó el ELN con el Movimiento MIR-Patria Libre y se dio origen a la Unión Camilista Ejército de Liberación Nacional UC-ELN, que reafirmaron en un congreso guerrillero en 1989.

Para 1992, al Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar realizó diálogos con el Gobierno Nacional en Tlaxcala, México y desde 1993 se nombró como vocero público a Francisco Galán.

En 1998 se realiozaron las reuniones del Gobierno con el ELN en Maguncia, Alemania y se firmó el Acuerdo “Puerta del Cielo”, así, el gobierno de Andrés Pastrana les otorgó status político. Más adelante, en 2001, Gobierno y ELN firmaron la “Declaración de La Habana” y en 2005 se estableció la mesa de diálogo Gobierno-ELN; en 2007 se firmó la base de un Acuerdo de Paz y, sólo diez años después, estamos a la expectativa del cese bilateral y al firma con el ELN de una paz estable y duradera.

domingo, 2 de octubre de 2016

A propósito del perdón


En Sudáfrica en 1994 se pensó en cerrar todas las heridas del pasado y poner a cero el cronómetro de la historia. El rencor y los agravios históricos se consideraban incompatibles con el futuro que se pretendía para Sudáfrica, creándose una Comisión de la Verdad y la Reconciliación, y la ley que la puso en marcha afirmaba abiertamente que su objetivo era la reconciliación nacional. No se mencionaba en aquella norma la necesidad de lograr el perdón personal con las víctimas a sus verdugos, ni se expresaba principio religioso alguno, pero se proponía que unos y otros relatasen sus experiencias en sesiones de carácter público. Aún esperamos que esto ocurra en Colombia.

Cuando Nelson Mandela fue liberado de la prisión, su primera rueda de prensa se realizó en un jardín luego de 27 años de cárcel. Asistieron más de doscientas personas como invitados especiales que en ese momento superaron con entusiasmo cualquier distanciamiento previo: “El ser humano que había dentro de ellos se impuso al periodista, y de pronto se vieron, con gran confusión y sorpresa por su parte, rompieron a aplaudir de manera espontánea”, cuenta John Carlin en El factor humano. Sudáfrica ante aquel hombre conciliador y risueño que era Mandela, se disponía a desterrar los odios atávicos que no habían dejado crecer a ese país.

“Madiba”, elpreso 466/64 de Robben Island, era consciente que el futuro que deseaba para su pueblo no podía basarse exclusivamente en los apoyos internacionales, ni en los aplausos de la prensa extranjera, sino en superar las hondas heridas que separaban a blancos y negros; por eso, unos días después de su liberación, convocó en su casa de Soweto a cinco periodistas extremadamente blancos, afrikáners, descendientes de esos colonos holandeses que habían mandado en Sudáfrica durante siglos. En esa reunión, Mandela les hizo ver a los periodistas que el primer acto de reconciliación para lograr la paz verdadera sería la organización de un partido de rugby contra los temidos All Blacks de Nueva Zelanda. Más tarde se escalaría con el Mundial de Fútbol.

Sudáfrica, como Colombia, posee pobreza, inseguridad, violencia y desigualdades, pero allí, la clave y el motor de la historia ha sido el perdón.

Las excepcionales lecciones del caso sudafricano es un patrimonio exportable que podríamos muy bien acoger en Colombia. Pero sin duda alguna, las peculiaridades de su proceso de guerra y enfrentamiento no debería hacer olvidar que existe algo común: el carácter trágico del pasado político, como “La Violencia” en el caso de Colombia.

Cada tragedia tiene sus condiciones distintas y, sin que las dimensiones de los trágicos hechos sean comparables, siempre salta a la cabeza la conciencia de salir de un pasado doloroso para construir una realidad política diferente a través de un proceso fundacional, originario e inaugural, en el cual, la sociedad civil, la comunidad política supere todos los hechos pasados, amargos y penosos.

Las conclusiones que se pueden extraer para Colombia del caso de Sudáfrica revelan que la nueva identidad del país no podía crearse con los valores estratégicos y abstractos que representan el ideal de la democracia deliberativa, como son, la deliberación pública, el consenso, los justos términos de cooperación, la reciprocidad, la no estigmatización, etc., ya que estos valores que responden a una doctrina sobre el bien, no aportan mucho a una comunidad como la nuestra, o como la sudafricana cuando se enfrentaron a la superación del conflicto. En cambio, el perdón y la reconciliación si son conceptos concretos, que exigen de cada uno de nosotros, como en esta fecha, nuestro esfuerzo individual para la construcción de una paz estable y duradera.