lunes, 28 de noviembre de 2016

Lucha y defensa, violencia en Santander

Éste 30 de noviembre de 2016, el doctor Antonio Cacua Prada recibe en la Academia Colombiana de Historia el reconocimiento como Miembro Benemérito de esa Institución, el máximo honor que puede recibir un cultor de la historia, título que entre otros  pocos, sólo se le ha concedido a Ramón C. Correa, Germán Arciniegas y Alberto Lleras.

Paralelo a este acontecimiento y próximo a cumplir en febrero 11 sus  primeros 85 años de vida, Cacua Prada publica su obra “¿Por quiénes doblaron las campanas?, que conmemora también los 85 años de la iniciación de la violencia partidista en Colombia en el siglo XX cuando el lunes 29 de diciembre de 1930 debido al cambio de partido en el Gobierno, cesó el oasis de paz e irrumpió la cimitarra mortecina en las vegas del río Chicamocha, más exactamente en el municipio de San Bartolomé de Capitanejo, Provincia de García Rovira en Santander, cuando los campesinos conservadores hacían fila para inscribir su cédula en frente de la registraduría municipal.

Ese episodio memoria histórica, desconocida en gran parte, no obstante ser fundamental su estudio para podernos preparar luego del acuerdo, al posacuerdo y ojalá cerca, al posconflicto. El título del libro recuerda ese sobrecogedor sonido pueblerino, que anunciaba el trágico fin de algunas personas que por defender sus convicciones políticas partidistas, únicamente tenían como homenaje el tañer de las campanas y su inclusión en el calendario fúnebre de cada pueblo.

Los incendios en las veredas, la ruina de los pueblos,  el asesinato de presbíteros y otra serie de episodios, son traídos con detalle por Antonio Cacua Prada, quien para el texto se basa en una serie de publicaciones que como legado le entregó su progenitor en 1979: El folleto “Crónicas de Guaca”, así como los periódicos “El Escolar”, “Fe y Razón” y “Lucha y defensa”, éste último, un semanario político y de variedades dirigido por Tiburcio Jeréz, quien resaltaba en la primera página de la edición # 1 del 13 de diciembre de 1930 la siguiente frase combativa: “No es la persecución ni el atropello lo que hace grande a un pueblo ni estable a un gobierno”, combinando frases sobre la indomable bizarría de los soldados santandereanos, severos en la disciplina y defensores denodados de sus convicciones, con una reseña sobre los últimos días del Libertador Bolívar, seguido de una sección de <Miscelánea>  en la cual, entre otras se promociona una gira política de <Los Leopardos>, así como las casas en las cuales hubo robos durante las fiestas patronales.


Aún está por reconstruirse la historia del conflicto colombiano a partir de la prensa regional colombiana, para que como aparece plasmado en “Lucha y defensa”, el porvenir sea de la juventud.

jueves, 10 de noviembre de 2016

LA FAMILIA MILITAR

Ha llegado a mis manos un libro sobre el valor de la familia en la vida militar, escrito por el Oficial del Ejército Nacional Edgar Alberto Rodríguez Sánchez, quien a sus cincuenta años próximamente ascenderá a General de la República.

La familia está en el corazón de Dios y en el del Estado, al ser proclamada como célula fundamental de la sociedad; fuente de vida, amor y seguridad para la persona; comunidad creyente y eje de la misión evangelizadora de la Iglesia, como lo señala en su prólogo el obispo castrense, Monseñor Fabio Suescún Mutis.

Rodríguez Sánchez ha desempeñado una vocación de servicio a la sociedad, mostrando en este libro una inquietud académica y vivencial sobre el tema de la familia en el medio militar. No en vano, para el militar, el hogar es el tesoro más preciado y sublime, el templo en el cual engrandece su espíritu y los vínculos afectivos con su pareja e hijos, pues de nada sirve a un militar ser exitoso si no tiene con quien disfrutar sus alegrías y compartir su tristeza.

En un primer capítulo se refiere a la familia como núcleo formador de los valores, enmarcados dentro de la universalidad, la benevolencia, la armonía, el bienestar y el afecto. Luego nos indica que la fidelidad no es negociable, porque hace parte de ella la entrega y el compromiso. Posteriormente, se refiere a la desintegración familiar por el amor posesivo y a la posibilidad de superar los momentos difíciles y a la conservación de un amor vivo, seguido de una serie de secretos para que su pareja sea eterna, siempre y cuando en la relación haya respeto y diferencias, que enriquecen a la persona con lo que la otra le ofrece, es decir complementariedad. El séptimo capítulo está dedicado a la relación de los padres con los hijos y de los hijos con los padres, sin dejar de lado a la madre como soporte del hogar y al padre como motor de la familia. Así, en diez capítulos encontramos una serie de herramientas para el fortalecimiento e indisolubilidad de los hogares militares.


Finalmente, se agrega en esta nueva edición, un reconocimiento al General Rodríguez de la Confederación de pueblos indígenas para la Comunidad Andina de Naciones – CONPICAN y del Presidente de las ONG Indoamericanas, el internacionalista Gerney Ríos, quien allí igualmente resalta el respeto a la causa indígena del Oficial, así como de otros miembros del Ejército colombiano como Alberto Mejía, Adelmo Fajardo, Carlos Moreno y Juan Carlos Galán.

martes, 1 de noviembre de 2016

Las 445 propuestas

El lunes anterior,  Carlos Alfonso Velásquez, con quien nos turnamos éste espacio, proponía unos interrogantes para los uribistas del “No”, expresando que quienes votamos en favor de la paz y en contra de la redacción de algunos puntos de los acuerdos antepondríamos “el bien común a intereses por la próxima elección”, lo cual formulaba a título de pregunta, junto con un cuestionamiento acerca de la justificación de cambios de fondo en el mandato popular por haber obtenido un triunfo con menos del uno por ciento.

Sin tener cercanía con los grupos recibidos en Palacio, algunos radicamos  propuestas, que sumaron 445,  diez mil menos que cuando comenzaron los diálogos con las FARC hace cuatro años; en la mía, para propiciar el fortalecimiento y transformación institucional, le propuse a Santos que se convoque a una Asamblea Nacional Constituyente, con presencia de las FARC-EP con voz y voto con un número determinado de curules, por ejemplo ocho (8); el número de dos (2) para la UC-ELN, en proporción al número actual de integrantes de ese grupo frente al primero; cinco (5) curules para representantes de las víctimas; veinticinco (25) para voceros del SÍ; veintiséis (26) para voceros del NO y cuatro (4) curules para representantes internacionales con voz pero sin voto. Se tramite una ley de punto final que incluya a los miembros de las Fuerzas Militares y de Policía, así como a los sujetos (particulares, Bacrim, etc., sometidos a la Jurisdicción Especial de Paz), sumado a la entrega de bienes para el resarcimiento de las víctimas, así como actos particulares de perdón.

Pedí la no revictimización a través de programas de reinserción civil, política y económica para las víctimas, viudas, huérfanos y padres de miembros de las Fuerzas Militares y Policía Nacional y particulares reconocidos como víctimas. Así mismo, límites concertados a la reelección del Congreso, con la mitad del Senado de la República de origen regional; una circunscripción de “desmovilizados” (FARC-EP y UC-ELN) y víctimas, sumado a los ajustes a la reforma rural integral, para cumplir con el programa “huerta casera” allí incluido, con cero aranceles a maquinarias e insumos para el campo.

Y, la implementación de mecanismos de prevención de cualquier forma de corrupción para la aplicación transparente de los recursos a partir de siete medidas que están en los Acuerdos de Cartagena y no se han reglamentado: Acompañamiento especial de los órganos de control; Fortalecimiento de mecanismos de control interno; creación de mapas interactivos de seguimiento; mecanismos de rendición de cuentas y para la denuncia ciudadana, veedurías ciudadanas y mecanismos de transparencia, entre otras.


Tal vez no todo sea procedente, pero difiero en el sentido que algunas ideas pueden ser pertinentes.