lunes, 22 de febrero de 2016

Puente del Común


Recientemente, las discusiones acerca del patrimonio nacional han entrado de nuevo en la agenda pública, tanto por la noticia de la localización exacta del galeón San José, la audiencia en la Corte Constitucional acerca de la repatriación del Tesoro de los Quimbayas, así como la adquisición por el Museo Metropolitano de Nueva York de la <Corona de los Andes>, que perteneció a la rama payanesa de mi apellido. Sin embargo, las demás obras del patrimonio nacional, en su mayoría, por estar aquí, se encuentran sumidas en el abandono y en la falta de conservación adecuada por parte de los encargados de preservarlas.

Este mes, la Universidad de La Sabana, presentó el libro “El Puente del Común. De obra pública a monumento nacional”, investigación de las profesoras Alba Irene Sáchica Bernal y María del Rosario Leal del Castillo, con el apoyo de la Alcaldía Municipal de Chía. El libro hace parte de la investigación “Recuperación de la memoria histórica y patrimonialización del Puente del Común”, recogiendo de fuentes primarias, secundarias e iconográficas y bajo la contextualización de su origen virreinal, un símbolo de funcionalidad como medio de comunicación entre las provincias de Tunja y del norte con la de Santa Fe, siendo construido en 1792, año en el cual fue puesto en servicio por el virrey José de Ezpeleta y Galdeano, en nombre de don Carlos IV, después de la intervención del ingeniero militar español y luego patriota Domingo Esquiaqui.

Luego de un proceso de deterioro natural, fue sometido a una restauración que le fue encomendada a los arquitectos Ernesto Moure y María Victoria Vieco. Hasta 1969 era transitado por vehículos, hasta el momento en el cual se construyó un viaducto y un puente de ingreso a la capital que lleva el nombre del presidente de la república Guillermo León Valencia.

Por medio del decreto 1584 del 11 de agosto de 1975, el <Puente> fue declarado patrimonio nacional, gozando de esa condición compartida con el Palacio de san Carlos, el Observatorio Astronómico Nacional, el Capitolio Nacional, la Casa de la Moneda, el Museo 20 de Julio, la Casa de las Aulas, el Museo e Iglesia de santa Clara, la Quinta de Bolívar, el Museo de Desarrollo Urbano, el antiguo Panóptico de Bogotá, el Museo de Artes y Tradiciones Populares, la Hacienda Montes y otros símbolos de nuestra nacionalidad.


El puente del común es un patrimonio vivo de nuestra historia, testigo privilegiado del norte de Bogotá, en poco tiempo será, como dijo en su momento Octavio Arismendi: “La nueva Jiménez con Séptima”.

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