sábado, 19 de septiembre de 2015

Nuevo periplo en America


Con el lema “Misionero de la misericordia” comienza hoy la visita a La Habana, Holguín y Santiago de Cuba del papa Francisco, quien jugó un papel especial en el acercamiento entre Estados Unidos y Cuba, que tras medio siglo de ruptura diplomática, reabrieron sus respectivas embajadas el 20 de julio pasado.

Entre los temas que se encuentran en la mesa está la propuesta de “Cuba posible” para que sea beatificado el padre Félix Varela y Morales, a quien Juan Pablo II dedicó su encuentro con el mundo de la cultura en 1998, cuando dijo que pedía a los cubanos alcanzar una civilización de la justicia y de la solidaridad, de la libertad y de la verdad, una civilización del amor y de la paz que, como decía el padre Varela, “sea la base del gran edificio de nuestra felicidad”. Por su parte, el Movimiento Democracia pide que el pueblo sea escuchado y, en medios oficiales vaticanos, el secretario de la Pontificia Comisión para América Latina, Guzmán Carraquiry, dijo que el papa va a Cuba “principalmente para confirmar la fe de los cubanos”.
La visita de Francisco fue antecedida por la del papa emérito Benedicto XVI en 2012 y por la de San Juan Pablo II en 1998, cuando dijo de la isla la frase de Cristóbal Colón: “La tierra más hermosa que ojos humanos han visto”. En 1998, San Juan Pablo II, como “mensajero de la Verdad y de la Esperanza”, cumplió una visita de cinco días a Cuba y se pronunció por la “globalización de la solidaridad” y en contra del bloqueo económico, que sólo en 2015 se ha incluido en la agenda internacional estadounidense.
Un antecedente de esta primera visita es el texto Diálogos entre Juan Pablo II y Fidel Castro, un libro de cuatro capítulos casi profético que el hoy papa Francisco escribió en 1998, donde resaltó dos aspectos: el diálogo no solo es posible, sino también necesario, y si este diálogo es sincero y honrado, dará frutos relevantes para todos; seguramente Francisco hará referencia a sus notas, pues allí resaltaba la amplitud de miras y el valor del papa Wojtyla, y anticipaba que antes o después estos frutos llegarían, de lo cual ahora Francisco es testigo privilegiado, pues en nuestros días, ninguna nación puede vivir aislada, ni privada de los vínculos con otros pueblos.
Luego, la visita de Francisco a la ONU coincidirá con los 50 años de la primera intervención de un pontífice católico ante la Asamblea General de esa Organización. ¿Qué se espera de Francisco? Además de los temas comunes en su discurso: los niños, los jóvenes, los ancianos, los desarraigados, la familia, hará mucho énfasis en el tema ambiental con base en la encíclica Laudato Sí. Ante la ONU, Francisco ratificará su “revolución valiente” para proteger el planeta del calentamiento global, de la destrucción sistemática y del consumismo
En mayo de 2014, Francisco se reunió en el Vaticano con Ban Ki-moon, a quien le pidió que Naciones Unidas promueva la justicia para la población en pobreza, así como una “movilización ética mundial” que acabe con las desigualdades y difunda un “ideal común de fraternidad y solidaridad”. En el Congreso sobre la Familia, en Filadelfia, los temas se centrarán en los recientes motus proprios acerca del proceso de nulidad matrimonial y el acercamiento sacramental a los cristianos divorciados vueltos a casar.
Por su parte, aunque las relaciones del Vaticano con la Casa Blanca tienen más de 200 años de historia, sólo dos papas han atravesado sus puertas. Por eso, cuando Francisco llegue a Washington, se convertirá en el tercero; el primero fue Juan Pablo II en 1979 y el segundo, Benedicto XVI en 2008. Obama ha estado sólo una vez con Francisco, pero lo ha elogiado varias veces. EE. UU. posee 71’796.000 católicos, un 22,7 % de la población. Existen 196 circunscripciones eclesiásticas, 18.256 parroquias y 2.183 centros pastorales. Actualmente hay 457 obispos, 40.967 sacerdotes, 55.390 religiosos y religiosas y 381.892 catequistas. Los seminaristas son 5.829. Ojalá el viaje dé muchos frutos.
* Director de Humanidades – Universidad de la Sabana.
  • Hernán Olano García * | Elespectador.com

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