viernes, 6 de junio de 2014

Francisco en Tierra Santa

Para conmemorar los cincuenta años de la visita de Pablo VI a Tierra Santa, el Papa Francisco realizó una visita histórica y muy significativa a Jordania, Palestina e Israel.
El 24 de mayo, el avión papal aterrizó en el aeropuerto internacional de Amán Queen Alia, de Amán, donde lo esperaban el Patriarca de Jerusalén, el arzobispo Fouad Twal, el Custodio de Tierra Santa, Pierbattista Pizzaballa y el representante del Rey Abdalá II, el príncipe Ghazi bin Muhammed. Bajó sólo y allí dos niños le regalaron dos ramos de flores con el iris negro, la flor nacional de Jordania; luego se reunió con los reyes Abdallah y Rania y sus cuatro hijos. En esa visita, el rey calificó a Francisco como "la conciencia del mundo”, una denominación muy significativa para nuestro párroco universal. Incluso, el patriarca latino de Jerusalén, Fouad Twalal agradecer  al Papa su presencia en Tierra Santa, dijo que Francisco era "el Juan Bautista de este siglo”.

Francisco renovó su profundo respeto y consideración a la comunidad Musulmana, y expresó su reconocimiento por el liderazgo que “Su Majestad el Rey ha asumido para promover un más adecuada entendimiento de las virtudes proclamadas por el Islam y la serena convivencia entre los fieles de las diversas religiones”. También señaló que “la  libertad religiosa es un derecho humano fundamental” , deseando firmemente que sea tenido en gran consideración en todo Medio Oriente y en el mundo entero. Este derecho "abarca tanto la libertad individual como colectiva de seguir la propia conciencia en materia religiosa como la libertad de culto, la libertad de elegir la religión que se estima verdadera y de manifestar públicamente la propia creencia”, señaló el Santo Padre.

En el terreno político, Francisco elogió a Jordania por acoger a refugiados de Palestina, Siria e Iraq, lo cual merece el apoyo de la comunidad internacional, “para esto, es necesario y urgente encontrar una solución pacífica a la crisis siria, además de una justa solución al conflicto entre israelíes y palestinos”.

Luego, en el International Stadium de Amán que forma parte del complejo deportivo ''Al Husseini Youth City'', cuya construcción comenzó el Rey Hussein. El estadio, en el que también celebró misa Benedicto XVI en 2009, durante su viaje a Tierra Santa, ante 25000 personas expresó que "La diversidad de personas y de ideas no debe provocar rechazo o crear obstáculos, porque la variedad es siempre una riqueza. Por tanto, hoy invocamos con corazón ardiente al Espíritu Santo pidiéndole que prepare el camino de la paz y de la unidad”.

Al final de la Eucaristía, en la que hicieron la primera comunión 1400 niños, el Papa, invitó al Presidente del Estado de Palestina Mahmoud Abbas y al Presidente del Estado de Israel Shimon Peres a encontrarse en el Vaticano para rezar juntos por la paz. Ese tal vez ha sido la <<cereza del ponqué>> dentro del viaje pontificio, ya que con ello, el Papa reiteró de nuevo, como lo había hecho ante el presidente de Palestina, que ambos Estados deben recomenzar el camino hacia la paz. Una senda difícil pero que deben recorrer como representantes del interés de sus pueblos.

''Señor Presidente Mahmoud Abbas -dijo- en este lugar donde nació el Príncipe de la paz, deseo invitarle a usted y al Señor Presidente Shimon Peres, a que elevemos juntos una intensa oración pidiendo a Dios el don de la paz. Ofrezco la posibilidad de acoger este encuentro de oración en mi casa, en el Vaticano''.

''Todos deseamos la paz; muchas personas la construyen cada día con pequeños gestos; muchos sufren y soportan pacientemente la fatiga de intentar edificarla. Y todos tenemos el deber, especialmente los que están al servicio de sus pueblos, de ser instrumentos y constructores de la paz, sobre todo con la oración. Construir la paz es difícil, pero vivir sin ella es un tormento. Los hombres y mujeres de esta tierra y del todo el mundo nos piden presentar a Dios sus anhelos de paz''.

Cerró con esta frase, tan útil en todos los países en los cuales –como en Colombia-, hay un conflicto vigente: “La paz se consolida si reconocemos que todos tenemos la misma sangre”.

 

Francisco habló también de la guerra en Siria, como lo ha hecho en Roma varias veces y a través del twitter. Denunció el comercio de armas, uno de los grandes obstáculos para la paz y añadió: "Esas son las raíces del mal: el odio y la codicia por el dinero y la fabricación y la venta de armas. Esto nos debe hacer pensar. ¿Quién está detrás?, ¿quién da a todos los que están en guerra las armas para continuar el conflicto? También en nuestros corazones dediquemos una palabra para que esta pobre gente, criminales, se convierta”. 

El Papa agradeció a Jordania la acogida que ha dado a miles de refugiados y renovó su “vehemente llamamiento a la paz en Siria. Que cese la violencia y se respete el derecho humanitario, garantizando la necesaria asistencia a la población que sufre. Que nadie se empeñe en que las armas solucionen los problemas y que todos vuelvan a la senda de las negociaciones”.

Posteriormente, en Palestina recalcó que ha llegado el momento de que todos actúen con generosidad y creatividad, israelíes y palestinos, para garantizar el derecho de los dos Estados a existir y a vivir en paz, así como para crear las condiciones de una paz estable, basada en la justicia, en el reconocimiento de los derechos de cada uno y en la recíproca seguridad.

Pidió a israelíes y palestinos que emprendan un "éxodo hacia la paz”, un camino lleno renuncias pero cuyo resultado será beneficioso para todos. Entre judíos y musulmanes están los cristianos y, sobre ellos, Francisco como su líder terrenal dijo que ofrecen una “significativa contribución al bien común” y que no son ciudadanos de segunda clase, pues participan de las alegrías y sufrimientos de todo el pueblo.

Al terminar el discurso Francisco subió al papamóvil y se dirigió a la Plaza del Pesebre de Belén, para celebrar Misa al lado de la Basílica de la Natividad. Al pasar junto al muro, detuvo el coche para rezar unos instantes. Allí habló sobre la situación de los niños, que en condiciones inhumanas viven a los márgenes de la sociedad maltratados, esclavizados, esclavizados, sujetos de violencia y de trata de personas. Además, para el Papa, "cuando los niños son recibidos, amados y custodiados, la familia está sana, la sociedad mejora, el mundo es más humano”.

Posteriormente, en el aeropuerto Ben Gurion de Tel Aviv fue recibido a pie de pista por el primer ministro, Benjamín Netanyahu y el presidente, Simón Peres, que saludó al Papa en español. Allí Francisco volvió a hacer un llamamiento por la paz en la tierra de Jesús para poner fin al sufrimiento de los dos pueblos, con el siguiente mensaje: “Deseo que esta Tierra bendita sea un lugar en el que no haya espacio para quien, instrumentalizando y exasperando el valor de su pertenencia religiosa, se vuelve intolerante o violento con los otros”.

En materia de política internacional, Francisco hizo un pronunciamiento acerca de la incuestionabilidad de la existencia del Estado israelí, así como al reconocimiento del Estado palestino: “Que sea universalmente reconocido que el Estado de Israel tiene derecho a existir y a gozar de paz y seguridad dentro de unas fronteras internacionalmente reconocidas. Que se reconozca igualmente que el pueblo palestino tiene derecho a una patria soberana, a vivir con dignidad y a desplazarse libremente. Que la 'solución de los dos Estados' se convierta en una realidad y no se quede en un sueño”.

En materia religiosa, el Papa Francisco y el Patriarca Ecuménico Bartolomé, repitiendo el encuentro que hace cincuenta años tuvieron allí mismo el patriarca Atenágosas y el Papa Pablo VI, se saludaron a las puertas de la Basílica del Santo Sepulcro y entraron juntos en el templo que custodia el Calvario y la tumba de Jesús. Allí, estos dos líderes de 1500 millones de cristianos rezaron juntos ante la Piedra de la Unción en la que Nicodemo y José de Arimatea prepararon el cuerpo de Jesús antes de darle sepultura, expidiendo posteriormente una declaración conjunta para impulsar el diálogo entre católicos y ortodoxos y pidieron la paz en Oriente Medio, comprometiéndose a concienciar sobre la importancia de custodiar el medioambiente.

Al visitar el Museo del holocausto, Francisco, retomando palabras del Santo Juan Pablo II firmó el libro de Honor de Yad Vashem, donde escribió: ''Con la vergüenza de lo que el hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, fue capaz de hacer. Con la vergüenza que el hombre se haya hecho dueño del mal; con la vergüenza de que el hombre, creyéndose dios, haya sacrificado así a sus hermanos. Nunca más!! Nunca más!!''.

Como un regalo a las personas de lengua árabe, Francisco decidió incluir una versión en este idioma de toda la información del Vaticano.


Del viaje, el mismo Papa concluyó que es necesaria la oración a toda la región de Oriente Medio, desgraciadamente lacerada con frecuencia por la violencia y los conflictos armados. Y manifestó no olvidarse en sus intenciones de tantos hombres y mujeres que, en diversas partes del mundo, sufren a causa de la guerra, de la pobreza, del hambre; así como de los numerosos cristianos perseguidos por su Fe.

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