lunes, 27 de agosto de 2012

Simposio de Teología en La Sabana

Se desarrollará la presente semana del 29 al 31 de agosto el Simposio Internacional de Teología de la Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas de la Universidad de La Sabana, en un año de especial importancia para los cristianos, por conmemorarse los 50 años de la convocatoria al Concilio Vaticano II y los 20 años de expedición del Catecismo de la Iglesia Católica.

Dedicado a los materialismos y materialismo cristiano, propuestas y retos en diálogo con la Teología, que permitirá de modo interdisciplinar abordar y profundizar en el significado de algunas categorías teológicas, que encuentran su fundamento en la doctrina del Concilio. Invitados de varios países del mundo como María Ángeles Vitoria, María Clara Obando, María Pía Chirinos, Pedro Rodríguez, Javier López y José Rodríguez, expondrán el marco histórico filosófico, el marco teológico canónico y el marco socio cultural durante los tres días del evento, acompañados de varios ponentes nacionales e internacionales, que expondrán sus comunicaciones en el marco de esta conmemoración.

Ya es casi un lugar común expresar que nuestro mundo es relativista, donde hace falta redescubrir la verdad, a través de la colaboración entre razón y fe, a través de un diálogo fecundo. Ese relativismo, según el propio Benedicto XVI, “es una postura cultural que niega la existencia de verdades objetivas que están en la base de un orden moral natural”. Monseñor Mariano Fazio dice que hay “toda una gama de intensidades en los colores relativistas que afirman que la verdad está sólo en lo comprobado empíricamente con métodos científicos, mientras que en los ámbitos de la moral, de las creencias y de la vida social no hay verdad sino sólo opiniones subjetivas o sentimentales.

Benedicto XVI ha recalcado la importancia de la esencial relación complementaria de razón y fe, de modo que pueda crecer un proceso universal de purificación en el que al final puedan resplandecer de nuevo los valores y las normas que en cierto modo todos los hombres conocen o intuyen.

El mismo Aristóteles definía el bien como “aquello a lo que tienden todas las cosas” y sugirió que “aunque sea digno conseguir el fin incluso sólo para un hombre, sin embargo es más bello y más divino conseguirlo para una nación o para una polis”; incluso, Nicolás Sarkozy, alguna vez expresó que “la Iglesia no puede quedar indiferente ante los problemas de la sociedad a la que pertenece, así como la política no puede quedar indiferente ante el hecho religioso y los valores espirituales y morales. No hay religión sin responsabilidad social, no hay política sin moral.

Reflexiones universitarias

Lograr reflexionar en tan pocas palabras en la labor del docente, es tanto como querer comprender los insondables misterios de nuestra propia existencia humana; hace poco tuve ocasión de hacerlo en Piura durante el Tercer Encuentro de la Red para la Enseñanza transversal de las Humanidades, que congregó profesores de las universidades de Piura, Navarra, La Sabana, Austral, los Andes de Chile, East and Asian Pacific University, la Internacional de Cataluña y la Panamericana. Ser profesor es una vocación, no solo una función, pues enseñar implica mostrar el camino, señalar el rumbo. El profesor es un "formador" de otras personas y, "formar" tiene muchas facetas, una de ellas es la de abrir horizontes a los alumnos, generándoles ansias de conocer, así como despertándoles inquietudes para hacer de los ellos personas reflexivas y responsables, pues serán los próximos líderes del país en diferentes ámbitos.

El conocimiento de los estudiantes no supone un trabajo personal sino dialógico por su propia naturaleza; allí cobra un valor fundamental la amistad, que es la esencia de la vida universitaria, una labor de edificación mutua y generosa que significa transmitir mi conocimiento a otros, darme, abrirme horizontes, recomendar, sugerir y compartir. Esa amistad debe ser también muy intensa con los estudiantes; sin ser lejanos, debemos compartir prudentemente con ellos.

Es la convivencia lo que forma, decía san Josemaría Escrivá y eso es la vida universitaria, un convivir, un estar juntos, acompañarse, seguirse, admirarse, crecer juntos continuamente, investigar, asesorar, proyectarse, etc., por eso debemos ayudar a otros por los caminos que ya hemos transitado, por ejemplo, con las tesis de grado donde acompañar es más que dirigir, es a veces convertirse en un paño de lágrimas, pero a su vez en la persona que le presenta las opciones adecuadas para que pueda solucionar sus problemas; eso nos pone a los profesores en el camino de la generosidad.

Sin embargo, debemos combatir situaciones que desvirtúan la amistad, para que no se vuelva un dar para que me den, ya que un profesor no puede pedir, debe dar y solo esperar que ellos, sus estudiantes, sean mejores y lo superen y luego se conviertan en sus colegas, puesto que muchas veces el "vedettismo" hace que cada profesor o profesora se considere una diva que a veces solo busca perjudicar a sus colegas con la envidia que caracteriza a muchos incapaces. De ahí que sea tan importante recordar que los profesores se dividen en tres, los sabios, que enseñan lo esencial; los viejos, que enseñan lo que es y, los jóvenes, que enseñan más de lo que saben.